La hidroterapia realizada con aguas mineromedicinales ha sido utilizada durante siglos para el tratamiento de distintas dolencias óseas, respiratorias, piel, etc. Pero no es hasta el s. XIX cuando se comienza a utilizar de forma intensa para el tratamiento de otras dolencias “modernas” como el estrés, ansiedad, depresión, etc. Desde entonces los balnearios nos hemos convertido en una alternativa terapéutica de primer orden para devolver al paciente un equilibrio mental y emocional que el nivel de vida actual no nos proporciona. El efecto curativo de las aguas, así como el efecto mecánico de la hidroterapia reduce claramente los niveles de estrés y baja la tensión arterial. Adicionalmente el contacto con el medio natural y rural, con un ritmo más lento que el de las ciudades, combinado con una alimentación tradicional con productos naturales, son el marco ideal para conseguir todos nuestros objetivos.