Desde el Balneario de Paracuellos, como no podría ser de otra forma, somos grande enamorados de las aguas sulfurosas. Siempre que tenemos ocasión tratamos de conocer centros termales y manantiales con este tipo de aguas dentro y fuera de nuestras fronteras. Esta semana hemos tenido la oportunidad de visitar la ciudad termal de Luchon. Enclavada en el corazón de los pirineos esta ciudad vive en torno a su impresionante balneario y su estación de ski. Lo primero que nos llama la atención al llegar es una curiosa mezcla de preciosos edificios restaurados del s.XIX con otros totalmente abandonados, lo que nos recuerda la larga decadencia que la ciudad vivió desde la segunda mitad del s.XX. Durante su «época dorada», al igual que ocurrió en Paracuellos de Jiloca, la alta sociedad acudía a esta villa termal para realizar sus curas termales, de esto da fe el exquisito gusto con el que se construyó la ciudad.
Al llegar a la fachada del balneario vemos una placa con la fecha de construcción del centro termal, 1848, una fecha que curiosamente coincide con la fecha de construcción de nuestro Balneario, ¡que casualidad!. Entramos en el edificio y nos invade el típico olor a agua sulfurosa, tenemos la extraña sensación de estar en casa... Después de una larga cola, nos atienden amablemente y nos recomiendan probar el vaporarium, único en Europa. La verdad es que el edificio termal es enorme, calculo que en ese momento habrá unas 500 personas realizando tratamientos al mismo tiempo, demasiado para mi gusto.
El baño de vapor es realmente impresionante, la temperatura supera los 50ºC y en cuestión de minutos comenzamos a notar que respiramos mejor y la piel queda suave (estos efectos son comunes en las aguas sulfurosas). Después pasamos a una gran piscina donde por fin nos relajamos un ratito.
Terminamos la jornada paseando por las calles de Luchon y cenando en un centrico restaurante de la ciudad unos quesos y patés de la zona.
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