El congrio o congria constituyó durante siglos una de las pocas ofertas de pescado para consumo de los pueblos mesetarios alejados del mar, para el cumplimiento religioso de los «días de pescado».
El congrio en todo el Centro de nuestra Península, junto con el bacalao salado, las anchoas, las sardinas arenques de cuba, los chicharros en escabeche, la mojama, etc., y hasta el siglo XVI los ceciales de merluza, cubrían los 40 «días de pescado» de Cuaresma, los viernes de todo el año y las diversas vigilias; tierras donde no existía abundancia de pescado fresco, fuesen truchas, carpas o anguilas, y éstos estaban reservados para la mesa de magnates civiles o religiosos
Venía la congria de la Costa de la Muerte, en Finisterre, del puerto pesquero de Muxía, donde unas contadas familias lo oreaban, una vez abierto y eviscerado, poniéndolos a secar sin salazón alguna en una zona rocosa. Durante siglos, los sogueros de Calatayud, al transportar sus cordeles y maromas a las tierras gallegas, para no venir de vacío, traían los fardos de congrias.
Los sogueros de Calatayud
El cáñamo gozó de enorme importancia en Calatayud y Daroca durante siglos. El Concejo de Calatayud elaboró en 1607 un Estatuto de Cáñamo y Sogueros, que revela la importancia de este cultivo, que lleva aparejados numerosos oficios relacionados con el cáñamo, como alpargateros, cordeleros y sogueros.
El cultivo del cáñamo en la Comarca de Calatayud era muy favorable, gracias a las aguas del Jiloca y Jalon y del terreno, fertil y muy benigno para abundar en cáñamos; y muy facil para sostener las mejores fábricas de texidos, lonas y jarcias. De hecho las sogas y maromas de las primeras embarcaciones que cruzaron el Atlántico camino del Nuevo Mundo fueron fabricados en los talleres y fábricas de sogas de Calatayud
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